Ojos negros de ardiente mirada
que a las cuentas susurran cuentos;
en un suspiro, en un momento
arropados por saya encarnada.
De nácar blanco las esclavas,
del azafate, su ornamento
lazo dorado, prisión de tormento,
dedos ornados con tinta rosada.
Golilla de puntadas doradas
perdidas en negro firmamento;
no sé, pero tal vez presiento
una dulce narcosis trasnochada
Amor…
No puedo dormir, lo lamento;
a diario sueño tu llegada
posada en tu verde paramento
¡Oh Saturno!, a este alma acalorada.
Amor…
El calor anega lo que siento,
calentura a ratos acompasada
donde ideo mil sentimientos
esperando absorto tu llamada.
Amor…
Pasan horas sin miramiento,
mi calidez aumenta desbordada;
mas sólo será fiebre, presiento
fiebre de un sábado en madrugada.
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