Miran y remiran
y no dejan de mirar;
al Cristo que estaba roto
por si pueden encontrar…
Buscan y rebuscan
y no dejan de buscar.
Mas Tú, mayestático,
impertérrito ante habladurías.
¡Ay si te permitieras hablar!
Si pudieras, sonreirías.
Preguntan, repreguntan
y no dejan de preguntar;
del Cristo que estaba roto
por si pueden encontrar…
Critican,"re-critican"
y no dejan de criticar.
Mas Tú, mayestático,
ajeno a esas habladurías.
¡Ay si pudieras hablar!
Qué cosas no les dirías.
Y mi Cristo roto susurró,
al cicatrizar sus heridas:
Mira tras mis ojos el cielo,
mira la luz en mis pupilas,
mira mi alma de cedro,
mira mi tenue sonrisa,
no rememores tanto mi pelo.
Mira mi tez desahumada,
mira, que no es para duelo,
mira mi dulce mirada;
mira mis pies en el suelo,
mira mi espalda sanada.
Y mira, ahora más que nunca,
mira, mira muy dentro de ti;
mira si sientes ese anhelo,
ese amor que pueda con tu miedo,
porque Yo siempre estaré aquí
procurando ser tu consuelo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario