Ya eres libre, vida mía;
libre
de esta, mi cadena
que
suponía tu condena
desde alborear el día.
Ya eres libre, vida mía;
no
has de cargar la pena
estando
siempre a mi vera
enfrentando
mis porfías.
Ya eres libre, vida mía;
pintaste
con negra arena,
esa
tan acre cayena
que
fue mi compañía.
Ya eres libre, vida mía;
tienes
ya tu vida plena
esa
que tanto querías
limpia
como las patenas.
Ya eres libre, vida mía;
hiciste
una gran faena,
con
gran arte y torería
desgarrando
mi safena.
Ya eres libre, vida mía;
con
esa, tu libertad obscena,
mas
si en un momento añoraras,
queridísima
azucena,
que
tal vez te perdonara
para
uncirte mi cadena,
sin
duda, susurrando diría,
con
mi alma de amor plena:
¡Ya eres libre, vida mía!
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