De
cemento, ladrillo y cal,
deambulando
por el desierto,
es
sendero que a mí me aboca
hasta
Belén, a un concierto.
Estrellas
de color azul
que
destellan por las calles,
y
me orientan al portal
que
resurge tras el valle.
Es
un pueblo ciertamente,
grande
cual ciudad serena
sin
rocas, sin río, sin arena,
mas
con miles de vivientes.
De
alimentos y noticias
tenderetes
a la entrada,
de
bebidas, caramelos
y
agua mineralizada.
Celadores
que son pastores
con
camillas, y con sillas
que
acercan a nuestro portal
a
chiquillos, a chiquillas,
a
jóvenes y a mayores
y
a los que rezan en la capilla.
Ángeles
cual enfermeros
y
enfermeras al alimón,
revolotean
muy prestos
por
las cuevas y el callejón
para
asistir sin denuesto
a
cualquier intervención;
y
en habitación recogidas
con
un ángel anunciador
atentas
son las auxiliares
de
cualquier obligación.
Hacen
menús de ración
posaderas
en cocina
para
todos los vivientes
preparando
las comidas.
Entre
rayos y contrastes,
hacen
mil fotos internas,
son
los técnicos que se integran
previniendo
mil desastres.
Carpinteros,
alfareros,
albañiles
y armadores;
todos
en Belén se revelan
y
son los mantenedores.
La
guardia romana, en la puerta
y
en el medio de las calles
hacen
que sea muy cierta
una
seguridad al detalle.
Lavanderas
de blanco y azul
que
mantienen todo limpio
y
hacen que en este sitio
destelle
una brillante luz;
y
los del censo del Belén
se
asientan en el "triaje"
te
dan papeles, y parabién
te
prestan varios ropajes.
Voluntarios,
a cientos
que
arriban hasta el portal,
para
acercar a los vivientes
cariño,
amor y amistad;
y
los pobres en la calle
pidiendo
por aparcar
aunque
ya de poco les vale
con
las máquinas de pagar;
los
orates, los venteros,
el
catering "pa" almorzar,
cien
contables con papeles
y
un menú de Navidad.
El
metástasis de Herodes,
rey
maldito y muy mamón
rodeado
de secuaces
que
atacan al corazón;
acompañantes
de los vivientes
ocultan
al familiar
de
la vista del felón
al
que quieren evitar.
Hay
una casa en que vigilan
a
los más desesperados,
los
atienden, y los miman
con
intensivos cuidados. Mas...
Por
el norte y por poniente
con
ropajes de verde mar,
prestos
siempre a operar,
vienen
del sur y de oriente
esos
magos residentes,
que
solo quieren sanar
recuperando
a las gentes.
Todo
está preparado,
listos
para empezar,
no
sé si será esto cierto
quizá
hasta sea verdad...
Pero
mira como beben
los
peces en la ría...
La
abuela Ana se entretenía
entre
las sábanas de su cama
y
en la diálisis, en pijama
Joaquín
un poco dormía.
Noche
de paz, noche de luz...
En
la casa del maternal
nace
un bebé prematuro
un
pequeño guerrero, Jesús
de
cristales es su portal,
y
yo creo de verdad
que
es un chico de futuro.
Su
madre María, primeriza
sufrió
más de mil apuros
y
José, Pepe, padre putativo
pasó
momentos muy duros.
"Aquesta"
fue nuestra historia,
de
un día a día en el portal
arropados
por una Paloma
blanca,
blanca como la paz,
que
llegó de al lado del río,
y
yo lo quiero bautizar:
Belén
viviente del Virgen del Rocío.
Los
que vienen hoy a vernos
en
este día de Navidad,
acercarán
un poco de luz
a
la tiniebla y oscuridad.
Esta
tarde, amigos míos
unos
llegan a cantar,
es
una dulcísima coral
donde
anidan dos serafines
que
a diario aquí trabajan;
son
mi Reyes y mi Carmen
que
con esa voz tan especial
vienen
a endulzar la tarde
en
el Belén del Hospital.
Bienvenidas
voces solidarias
con
esos villancicos de paz,
que
más bien serán plegarias,
de
belleza y humildad.
para
desear a los presentes
una
bendita Navidad.
¡Que así sea!
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