una nebulosa tan irrisoria,
que daña cual mala escoria
cuando abusa de su verbo.
Por el derecho y el izquierdo
sin una línea divisoria
atribula siempre esa oratoria
del más eminente acerbo.
Mil fatales desacuerdos,
carantoñas accesorias,
sin lugar a rogatorias
que te hace aún más lerdo.
La opinión, que me reservo,
sube y baja cual negra noria
hay cosas que aún conservo
como si fuera una espesa boria;
rejas de lúgubre hierro,
helado agrio de achicoria,
graznido triste de cien cuervos,
inacabables jaculatorias
que no evocan buenos recuerdos,
pinceladas negras de la memoria.
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Foto extraída de la página: psicoactiva.com |
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