un secreto, susurrado a solas
a los pétalos de las corolas
como la orquesta en un concierto.
Al mirarlas dormidas, despierto;
bellas que el nuevo sol acrisola
con fondo verde y rojas olas
que mitigan mis tormentos.
Alimento adquiere del deshielo
que con su pluma va dibujándolas
verde pradera que siempre aboga
por la roja sangre exenta de miedo.
Pistilos que paren al viento
y se ondean cual banderolas,
alguna vez a mirar yo acierto
a miles de esas batas de cola.
Al ocaso, de carmín farolas
con un futuro siempre incierto
pues si no se miman, se asolan
quedando el campo cuasi yerto.
Sonatas de granas pianolas
en la primavera renaciendo,
mares de escarlatas olas
un encarnado consuelo;
son los campos carmesí de amapolas...
¿Se puede estar más cerca del cielo?
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