Enclaustrado quedé en el caserío
el día que te marchaste, "ofú",
observarte bajo el trasluz
me despertaba escalofríos.
el día que te marchaste, "ofú",
observarte bajo el trasluz
me despertaba escalofríos.
A lo lejos se oían voceríos
que me producían inquietud
lo digo siempre sin acritud,
allá cada uno con sus amoríos.
A riesgo de sufrir desvaríos
descorrí las cortinas de tul
por si podía ver el cielo azul
pero lo que sentí fue el frío.
¡Qué día más "saborío"
que no encuentra finitud!
A través de ese albedrío
mi alma no encuentra quietud;
en ocasiones me contrarío
y en otras asumo mi cruz,
en algún tiempo desvarío
y a las penas les digo abur.
Ese día fue muy sombrío...
pero al final arribó la luz.
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