Difuminado
en la laguna
tu
reflejo, a veces pierdo
porque
nunca estuve de acuerdo
con
tus miradas inoportunas.
Te
nombré siempre en mis runas
cual
ocaso oscuro y muerto,
era
vano, o era cierto
ese
halo blanco tras la duna.
Desde
que te vi en mi cuna
no
se si fue cierto, o sueño
pero
quise ser el dueño
de
tu divina fortuna.
Mírame
con ternura,
mírame
soy liberto,
con
vergüenza, ninguna,
en
los confines del huerto.
Mira
una vez o veintiuna,
no
soy un ser abyecto
nunca
eso fue mi fortuna;
para
saber lo que siento
te
cantaré cual negra tuna
pues
de tu amor soy sediento
mi
querida y dulce luna.
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