"Me expreso de esta forma para evitar que me secuestren la página, aunque todos sepáis lo que es una fruta, y cuáles son las más podridas".
¡Malditos hijos de la gran fruta!
Que con caretas verdes de sanitario
cual Judas buscáis unos denarios
en ancianos, con timos de impunidad absoluta.
¡Malditos hijos de la gran fruta!
Que parís en vuestros corazones agrios
un virus peor que el de Hitler, el ario
destrozando la informática, y sus rutas.
¡Malditos hijos de la gran fruta!
Ante esta infección, que es un calvario
timáis con unos test más falsarios
que una medicina con cicuta.
Malditos hijos de la gran fruta,
que esconden a hospitalarios
sus defensas, y ni se inmutan,
quedando así en los anuarios
como hijos de la gran fruta.
Con esas frases de incendiarios
denigrando hasta a osados reclutas
aun siendo ya millonarios;
¡Malditos hijos de la gran fruta!
¡Quedaos para siempre en el armario!
¡No acercaros, vástagos de prostituta!
Ni rozad los centros hospitalarios
con noticias que casi esputan,
llevando a tal punto el vocabulario
como la desvergüenza que se os imputa
y que a vosotros os trae al pairo.
¡Malditos hijos de la gran fruta!
aprovechados de este virus coronario,
que robáis, timáis de forma astuta,
y que algunos asustáis, con precios de corsarios
para poder dar digna sepultura
a los inscritos en el obituario.
¡Malditos hijos de la gran fruta!
¡Dejen ya de ser indignos vicarios
de desgracias, y de verdades absolutas!
Yo nunca seré vuestro partidario;
y ojo, que los virus siempre mutan...
Y podéis terminar algún día en el osario,
¡Malditos hijos de la gran puta!
Llamaros así, es justo y necesario.
Si alguien la vuelve a ver, dígale que nunca dejé de escribirle, aunque mi alma se haya quedado sin tinta.
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viernes, 27 de marzo de 2020
sábado, 21 de marzo de 2020
VIDA MÍA.
Me llamas vida mía,
como si yo fuera celestial,
o cual grande catedral
la mayor de Andalucía.
Me llamas vida mía,
una vida que es mortal,
y lo ves como capital
hasta a veces, discernías.
Me llamas vida mía,
con un amor espiritual,
cerrando siempre el portal
lo que mi corazón temía.
Me llamas vida mía
como una dama fatal,
me llamas vida mía
con esa mirada letal,
como si tu amor fuese guía
de una relación distal;
a veces me deprimías,
no eras tan espiritual,
eras una fina gumía
en un ataque brutal
y ni siquiera te reconocía
en ese momento puntual.
Cuando me llamas vida mía
con esa mirada cenital
puedes desbordar mi alegría
aún siendo tan puntual;
Aunque de verdad quiero que...
No me llames vida mía,
si me amas, llámame alma mía;
porque el alma es inmortal,
y la vida, casi, solo es un día.
como si yo fuera celestial,
o cual grande catedral
la mayor de Andalucía.
Me llamas vida mía,
una vida que es mortal,
y lo ves como capital
hasta a veces, discernías.
Me llamas vida mía,
con un amor espiritual,
cerrando siempre el portal
lo que mi corazón temía.
Me llamas vida mía
como una dama fatal,
me llamas vida mía
con esa mirada letal,
como si tu amor fuese guía
de una relación distal;
a veces me deprimías,
no eras tan espiritual,
eras una fina gumía
en un ataque brutal
y ni siquiera te reconocía
en ese momento puntual.
Cuando me llamas vida mía
con esa mirada cenital
puedes desbordar mi alegría
aún siendo tan puntual;
Aunque de verdad quiero que...
No me llames vida mía,
si me amas, llámame alma mía;
porque el alma es inmortal,
y la vida, casi, solo es un día.
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UNA GUMÍA (De la página de Amazón) |
miércoles, 11 de marzo de 2020
TU PRESENCIA.
No temas que el miedo te acote,
instaura la paz en las afrentas,
que la envidia no sea recenta,
y que nada, ni nadie, te derrote.
Libérate de todos los barrotes
que a tu vida desorientan;
huye de mareas y tormentas
para salir siempre a flote.
Que tu paciencia nunca se agote,
el alma siempre tengas contenta;
ese alma eternamente opulenta
de amor cuajado en lingotes.
Olvídate de ser un gran Quijote
con valor que a menudo aparentas,
y échale a todos un buen capote
sin que sea una burda apariencia.
No te revuelvas cual mal azote,
abandona al momento la violencia,
deja libre tu alma, para que sote
a ver si de verdad lo intentas;
y no vivas para que tu presencia se note,
vive para que tu ausencia se sienta.
sábado, 7 de marzo de 2020
ZAPATOS CANSADOS.
Están cansados, muy cansados
de pasear por la alameda de la vida,
y cuando la existencia va a adormecida
rememoran lo que han andado.
Están cansados, muy cansados
de pisotones, putadas y acometidas,
y si en un momento te los quitas
descubres tristes tus pies hinchados.
Están cansados, muy cansados
de pisar piedras en mañanas aturdidas,
de subir montes, laderas y colinas
y de andar por días tristes y desdichados.
Están cansados, muy cansados
de avanzar por donde nadie los mira,
de ir de acá para allá siendo denostados,
de caminar sin la vergüenza debida,
de pasear sin ser respetados;
están cansados, demasiado cansados,
este calzado, ya, sin energía,
no se si dejarlos a un lado
no se si seguir con ellos todavía;
pero lo reconozco, están cansados
llenos de rozaduras del día a día
con suelas rotas y manchados;
sólo se y así lo firmaría:
Que mis zapatos están agotados.
de pasear por la alameda de la vida,
y cuando la existencia va a adormecida
rememoran lo que han andado.
Están cansados, muy cansados
de pisotones, putadas y acometidas,
y si en un momento te los quitas
descubres tristes tus pies hinchados.
Están cansados, muy cansados
de pisar piedras en mañanas aturdidas,
de subir montes, laderas y colinas
y de andar por días tristes y desdichados.
Están cansados, muy cansados
de avanzar por donde nadie los mira,
de ir de acá para allá siendo denostados,
de caminar sin la vergüenza debida,
de pasear sin ser respetados;
están cansados, demasiado cansados,
este calzado, ya, sin energía,
no se si dejarlos a un lado
no se si seguir con ellos todavía;
pero lo reconozco, están cansados
llenos de rozaduras del día a día
con suelas rotas y manchados;
sólo se y así lo firmaría:
Que mis zapatos están agotados.
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