Las comisuras cerradas
en un mutismo, sin clamor;
me envenena ese temblor
del silencio de tu mirada.
Habla tu boca callada,
habla cual eco, cual rumor;
de repente siento el calor
con el silencio de tu mirada.
Con tus pestañas postradas,
y un atisbo de dolor;
me inunda triste un helor
sin el silencio de tu mirada.
Son tus pupilas veneradas,
con iris de color en flor,
porque sigues adueñada
con dulzura y con primor,
de palabras susurradas
de mi corazón de tenor,
de ojeadas reiteradas,
que son para mí un honor;
dos miradas encerradas,
¿dos miradas de temor?
Quizás esté la vida equivocada,
quizás no sea en tono menor...
Quizá el silencio de dos miradas
se torne en una canción de amor.Foto extraída de la página: frasesdelavida.com |
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