¡Oh mullida almohada!
¿Te da alegría de verme?
¿O crees que deba volverme
porque estás ocupada?
¿Te da alegría de verme?
¿O crees que deba volverme
porque estás ocupada?
¡Oh mi dulce almohada!
¿Por qué no aceptas acogerme,
para que puedas convencerme
de que siga con mi amada?
¡Oh mi blanca almohada!
¿Pretendes distraerme,
de lo que pueda dolerme
y te vuelves ocupada?
¡Oh mi dulce almohada!
Necesito sustraerme
del dolor de una mirada,
de mi corazón inerme,
del acero de la espada,
que ya empieza a dolerme.
¡Oh querida almohada!
¿Podrías protegerme
de esa maldita nada?
Acógeme antes que enferme
sin su boca delicada,
para mí es inherente,
es mi Diosa sagrada.
Déjame por favor atreverme,
¡Oh mi mullida almohada!
Quiero que seas la posada
donde mi corazón duerme.
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