Oasis
de un árido desierto,
que
emerge desde adoquines:
coloreada
con mil cojines
y
alfombras de mármol yerto.
Eres
siempre mi buen puerto,
aunque
adosada confines;
bien
que a pocos ya fascines
con
tus ojos siempre abiertos.
Templada y cálida en invierno,
aunque
en verano, desafines
porque
el calor te deprime
y
me mantienes despierto.
Presiento
tu abrazo,
lo
aprecio.
Noto
tu refugio,
lo
advierto.
Soporto
tu calor,
y
no miento;
celoso
de tu amor,
y
lo siento.
Mas
quiero firmar contigo…
un
imaginario acuerdo,
términos
que determines,
y…
cuando
mis ojos se inclinen,
mi
torso sea ya liberto
y
mi alma se ilumine;
acoge
mi cuerpo muerto
hasta
que el fuego difumine,
mi última gota de aliento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario