No
me busques por caminos
pues
mi alma confundida,
tiene
luz y no fatiga
aunque
yo si esté perdido.
No
sé, si será el destino,
o
el devenir de la vida,
o
una flecha evadida
del
tal singular Cupido.
No
sé, sí así me confino
en
tu sonrisa rosada,
pues
mi mente ya embaucada
por
momentos no domino.
No
me busques por caminos,
ni
en veredas aisladas,
ni
en los poblados de pinos,
ni
en una noche callada;
ni
en un océano salino,
ni
al calor de almohadas,
ni
en una vida de espinos,
ni
en una risa burlada;
ni
en un amor adoptivo,
ni
en una flor sonrosada,
ni
en la casa donde vivo,
ni
en mis palabras rimadas.
¿Quieres
encontrarme?
El
espejo, tu mirada;
confirmará
lo que digo
porque
hace días que yo en tu ojos,
sin
remedio me he perdido.
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