Si alguien la vuelve a ver, dígale que nunca dejé de escribirle, aunque mi alma se haya quedado sin tinta.

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viernes, 24 de mayo de 2013

RICO, RICO, RICO.

Un traje-flamenca se afina
del color del blanco roto
que forma un alboroto
en albero verde oliva.

Se me licúa la saliva,
con tus volantes de caramelo
y en tu lunar de pomelo,
con cebolla a la deriva.

Del trigo van sus misivas
plagando  mojadas el cielo
de mi boca, ¡ladronzuelo!,
mas la gordura me priva.

Su sabor me reaviva,
mejor que uno, dos luceros
con patatas y cebolla.
¡Qué buenos!, ¡Qué ricos!
Que no se ponga otra cosa,      (de comer)

donde estén dos huevos fritos.

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