Mi
alma rebosa dolor,
por
mis delicados ojos,
lágrimas
que abre el cerrojo
que
cerró un desamor;
blancos
se volvieron rojos
cambiándose
de color.
Paradoja
y sinrazón,
todo
se hace a su antojo;
así
mismo el pañuelo cojo
cuando
rebosa el humor
y
con mis lágrimas mojo
mis
mejillas con color.
También
rebosa la emoción
por
mis delicados ojos,
y
mis frías manos remojo
con
tibias gotas de sudor;
cuando
entre ellas recojo
el
perfume dulce de una flor.
Y
cuando escucho una canción,
o
una poesía hermosa,
con
el cine de emoción,
y
con el color de una rosa.
Aunque
me tachen de llorón
y
la lágrima no sea copiosa;
siempre
que lloro rebosan
sentimientos
del corazón.
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