Si alguien la vuelve a ver, dígale que nunca dejé de escribirle, aunque mi alma se haya quedado sin tinta.

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martes, 31 de diciembre de 2019

MIS REYES.

Éranse los Reyes de Oriente
que se apellidaban Magos,
desde estas rimas los halago
y les pongo su aguardiente.

Ellos fueron mi simiente
padres y abuelos, no divago
y esta historia la rehago
creyéndolo ciegamente.

Ahorraban sin ser pudientes,
se reprimían en sus  gastos
para comprar algún regalo
y esconderlo por consiguiente.

Tradición que se cimiente
en un amor desbordado,
en un sacrificio consciente
y laboriosidad a destajo.
La realidad nunca miente
y queda escrita en los legajos;
por eso quiero ser el dicente
que no son Reyes, ni son Magos
que solo eran, mis parientes
los que me traían agasajos,
regalos, juguetes excelentes,
algunos hechos a mano,
y entregados felizmente
después de un arduo trabajo.
No, no eran Reyes Magos
ni los de la cabalgata presentes
eran mi padre y mi madre de abajo,
¿Te has dado cuenta, entiendes?
El abuelo, la abuela, sus regalos...
¡No, no eran Magos de Oriente!
¡Ni turbantes ni penachos!
¡Ni economía floreciente!
¡Eran una gente del "carajo"
Eran simple, llana y ciertamente
¡Mis queridos Reyes Majos!








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