Eustaquio, querido amigo:
Sirvan estos versos a capela
para que no se esfume tu estela
porque desde aquí seré tu testigo.
Fuiste para Ella y Ella te bendijo
y para siempre dejaste tu huella
en tu Madre, esa Virgen doncella
que ahora te tendrá consigo.
A ese que te llevó lo maldigo
dejó en tu cuerpo dura mella
¡Soledad, mi Virgen Bella!
¡Acógelo allá arriba contigo!
Eustaquio, querido amigo:
Llegó la noche y un soplo de luz destella,
era el principio del camino
fulgurando cual centella
en la Plaza, en su postigo.
A veces en la capilla te persigo
quisiera tener tu entrega;
en ocasiones ser prioste imagino
soñando con encender sus velas
y subirla con mucho mimo
más allá de las estrellas.
Aquí abajo eras su vecino
pero ahora Eustaquio, ya navegas
en la gloria cual celeste marino;
y hablando de ti mi alma
de agradecimiento está plena…
¡Eustaquio Barrera, amigo!
¡Encuentra tu paz en Ella!
(c) José M. Bou 2023
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