Aquel domingo no mirabas,
quizás pensabas en el abuelo
ojos perdidos en un techo de palio
donde duerme el manso cordero.
Lágrimas plenas de dolor
de tristeza y desconsuelo
llanto quizás de alegría;
esa tarde fui tu costalero.
Nombres escritos en un costal
en el que Eduardo fue el primero
para nuestra historia quedará
como nexo de amor verdadero.
Tu luz apaga todo brillo
en un paso van prisioneros
con la cerviz en el madero
sin poder ver tu rostrillo.
De este barrio eres portillo
eres centro del orbe entero
cuna del amor sincero
a la orden de un martillo.
¡Déjame llevarte a Tu castillo!
¡Sé para mí de buen agüero!
¡Deja que sea un portador sencillo!
¡Permíteme que sea tu costalero,
desde la calle Viuda del Saltillo
hasta el mismísimo cielo!
quizás pensabas en el abuelo
ojos perdidos en un techo de palio
donde duerme el manso cordero.
Lágrimas plenas de dolor
de tristeza y desconsuelo
llanto quizás de alegría;
esa tarde fui tu costalero.
Nombres escritos en un costal
en el que Eduardo fue el primero
para nuestra historia quedará
como nexo de amor verdadero.
Tu luz apaga todo brillo
en un paso van prisioneros
con la cerviz en el madero
sin poder ver tu rostrillo.
De este barrio eres portillo
eres centro del orbe entero
cuna del amor sincero
a la orden de un martillo.
¡Déjame llevarte a Tu castillo!
¡Sé para mí de buen agüero!
¡Deja que sea un portador sencillo!
¡Permíteme que sea tu costalero,
desde la calle Viuda del Saltillo
hasta el mismísimo cielo!
(C) JOSÉ M. BOU 2023
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