Si alguien la vuelve a ver, dígale que nunca dejé de escribirle, aunque mi alma se haya quedado sin tinta.

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viernes, 18 de enero de 2013

ÉRASE UNA VEZ MI PUEBLO.

Añoranza de paredes blancas
y de la cal en las candelas,
de bailes de luna llena
y de jugar en la barranca.

De tejas morenas del sol
y de la tienda de diario;
de los burros y de los carros
y de palabras de amor.

De los ensayos de la Botica,
de un anillo cual relicario,
de los pinitos literarios
y de las cotillas que critican.

De un cine de mil estrellas
y del kiosco de barrio;
y de los paseos al Seminario
donde volaban mis penas.

De adoquines y piedras del suelo,
de la pandilla grande del barrio,
de ese noviazgo tan nuevo
y de la bicicleta de “arradios”.
Tengo miles de añoranzas...
Son anhelos, o quizás buen fario
porque quiera que de nuevo
vuelva a ser, y no soy fabulario
lo que fue una vez mi pueblo.





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