Tu madre posa en tu frente,
como caricia callada,
sus labios de madrugada
por si perdura tu fiebre.
En primer amor soñado,
de la niña que enamoras
también recibe tu boca
ese beso deseado.
A quien se va para el cielo
doy un beso con ternura
y también salvo una vida
besándola en el suelo.
De respeto y
en la mano,
en la mejilla y saludas,
como saludó un tal Judas
en la era de romanos.
Pero, sin lugar a dudas,
el que te trasmite calor,
el que al juntar los labios,
te impregna de su dulzura,
el que no puedes olvidar,
aunque la vida consumas,
es ese beso de amor
que se lo das a quien quieras,
porque un beso de amor
no se le da a un cualquiera.
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