Si alguien la vuelve a ver, dígale que nunca dejé de escribirle, aunque mi alma se haya quedado sin tinta.

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miércoles, 6 de febrero de 2013

LA PERSA.

Párpados unidos y laminados
que se abren por la mañana
y van cerrando por la noche
los ojazos de tu ventana.

Listones de madera
de tinte verde carruaje,
o el rizado de una estera
del color del camuflaje.

Te esconde del fuerte sol
y de la lluvia mojada;
te refresca del calor
y en la siesta, te relaja.

Ella siempre ha de estar
como a tí te venga en gana,
en pos de una cortina,
detrás de una ventana,
ya sea blanca, de metal,
marrón, o de color avellana;
lo mejor que has de tener
y lo digo en buena gana,
"pa" protegerte de todo
es muy simple: una persiana.


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