“Soberao” oscuro que yo recuerde
tan pequeño, casi sin luz,
se apagaba del cielo el azul
y se abrían puertas de muerte.
No encontré su cuerpo inerte,
tampoco hallé su Santa Cruz
ni tu dulce cara al trasluz
un negro palio me impedía verte.
Esa noche no pude quererte
sólo intuí nubes de humo,
de mi madre sus arrullos
y bambalinas “pa” esconderte.
Angustias, quise entonces atraerte,
escuchar el racheo de tus pasos;
pero tras la oscura madera verde
sólo pude divisar el manto
que te ponen “pa” embellecerte.
Angustias, incienso de humo blanco
mas yo solo podía olerte;
entonces rompí en un llanto
al no alcanzar a conocerte
en mi primer Viernes Santo.
De mi exaltación a la Virgen de las Angustias 2019.
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