Partiste joven, rápido, temprano
hacia azules tejares de celosía,
tras padecer tu propia agonía
fuiste al cielo alfarero y gitano.
Ella no quiso vestirte de anciano
adelantando
pronto tu travesía,
y tú, con esa cotidiana cortesía
le cediste sin dudarlo la mano.
No pensaste en lo abandonado,
ni a quien tu despedida dolía;
tu Angustias te miró aquel día
y la seguiste como buen cristiano.
Tu hábito ya no es negro sevillano,
ahora es celeste de fantasía
y seguro que hablando no divago
porque es lo que mi alma ansía:
Le digo a mi querido “hermano”
esta corta, humilde y dulce poesía
“pa” mi vecino, ese, el escribano…
Esta sólo es, y será para tu padre
mi querido amigo Bejarano.
De mi exaltación a la Virgen de las Angustias 2019.
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