Si alguien la vuelve a ver, dígale que nunca dejé de escribirle, aunque mi alma se haya quedado sin tinta.

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domingo, 5 de abril de 1992

HUMILDAD DE SANLÚCAR.


A la memoria de su capataz: José Caro "La Bruja"

Negro y estrellado el techo de estancia
donde fuiste humillado, Hijo de Dios;
mas aceptaste humilde tu dolor,
y desde que sales a la plaza
tu cara se llena de amor
al son de una sublime marcha.

¡Los sayones se celan en tu castigo
y nosotros te castigamos con celo!
¿Por qué no tenemos el anhelo,
siendo humanos y vivos testigos
de la redención del cielo?

¡Que la túnica del esclavo no se “meza”!
¡Que las plumas del centurión no puedan volar!
¡Que los látigos sean de amor y amistad!
¡Y que no tengamos que esconder la vista
para poderte mirar!

¡Bruja!, ¡Adiestra a tu cuadrilla!
¡Que no abra mucho el compás!
Porque sangra a brecha abierta
y perdona con caridad.
¡Costalero, empuja de verdad!
¡Que con tu espalda dolorida
tienes el gozo de portar,
a ese Cristo tan sublime
El Señor de la Humildad!


De mi Pregón de Semana Santa de 1992. 

Foto de Esteban Torres de la página de facebook de la Hermandad.

CAUTIVO EN PAZ.


¿Dónde vas tan solitario señor
con tus brazos maniatados?
¿Es que no hay nadie, por amor
que suba a desatarte?
¿O es que seguimos apretando
cada día aún más fuerte?

¿Por qué miras de soslayo?
¿Es que esperas otra traición?
O es que de tantas traiciones
y aún siendo el redentor
sientes pena por nosotros
que te producimos dolor.

Iluminado señor cautivo
con la tenue luz de los faroles
y el fino aroma de tus flores
proclamas ser el Hijo de Dios vivo
y Sanlúcar te da calor
con la llama de sus corazones.

Y ya estás en tu casa, Señor
en tu barrio y en tu calle
y cuando llegues al final
y la cera blanca se apague
un año más esperaremos
para verte en la calle.

Tras el lento paso de Jesús
una nube blanca de luz
se asoma de entre las flores,
que para su manto de tisú
eligió entre los colores:
el blanco de la pureza,
el blanco de la amistad,
el blanco sin pecado,
ese blanco de Paz.

Esa sonrisa de reír llorando
esa mecida sublime y clara,
esa pena de llorar riendo,
ese contemplar paciente,
esa paz que refleja tu cara.

¡Costalero un poquito más “miarma”!
¡Que ya estamos en la puerta!
¡Silencio, una saeta!
¿Es Pablito el que la canta?
¡A tierra “tos por igual”!,
¡Menos paso quiero!
¡Que no se mueva un varal!,
Que ese vendaval de luz clara
ya se apaga entre los quicios,
y se hace la paz blanca
al lado del monte de lirios.

De mi pregón de Semana Santa de 1992

Fotos de la página de facebook de la Hermandad.




EL JESÚS DE LOS ARRIEROS.

Cascada de caoba repujada
hace canasta para tu monte de lirios
al trasluz tenue de los cirios
y ahogado por tu cintura quebrada,
resurge el travesaño de la Cruz
de penas e injurias soportadas.
 
Cirineo de ojos grandes ofuscados…
¿A quién buscas entre la gente con esmero?
¿Es que no tiene bastante Jesús Nazareno
con arrastrar la Cruz de nuestros pecados?
¿O quieres que cada día te ayudemos?
para hacerle el calvario más liviano?
 
El amor de tu mirada agónica
inundando tu calvario sanluqueño fue,
y para mitigar tu inmensa sed
y tus fatigas casi crónicas,
Sanlúcar te alivia con su fe
y el paño de la Verónica.
 
Y cuando la brisa de la “madrugá”
cale a los que esperan, su cuerpo;
tus costaleros Señor, con paso quieto
subirán su calvario de una “chicotá”…
¡Y una marcha que rompe!
¡Y una garganta que supera la “toná”!
¡Y el Jueves Santo se hace más largo
para escucharla cantar!


(c) De mi Pregón de Semana Santa de Sanlúcar la Mayor de 1992.


Foto extraída de Youtube


POR JERUSALEM.


Entregada a Dios como capilla
en Ben-a-zuzá fortaleza mora,
entre cascadas de palmeras,
una luz en lo alto brilla
y en un cauce de túnicas y hebreas
Sanlúcar espera a la orilla.

¡Asomaros a la calle, cristianos!
Que montado en su pollina
y con amor en sus manos,
va derramando bendiciones
ese Jesús de Nazaret
al que todos entregamos.

Humildad en su mirada,
bendición en sus manos,
reconforta su sonrisa
y llena de amor su cara:
¡Costalero menos prisa!
Que la plaza espera su llegada.

Cae suave en manto de la noche
sobre la sanluqueña Jerusalem,
oleadas de olivos, palmas y fe
quieren poner un bello broche,
ahora cuando vas a volver
y al alborear la tarde.

¡Ya la palmera se quiebra!,
¡Ya las potencias echan a volar!
Con la cintura “quebrá”
y con las rodillas en tierra,
adentro y de una sola “chicotá”
que Benazuza de aplausos se siembra.

Y cuando la luna se asoma
por la colina de tejas,
y el azahar escarcha tiene,
el capataz con voz firme y cansada
da al aldabón diciendo:
¡Ahí quedó, hasta el año que viene!

© Pregón de Semana Santa José Manuel Bou Aguilar 1992

Foto de Manolo López García.




SOLEDAD SIEMPRE ACOMPAÑADA.

Por palio tenías un cielo azul
añoranzas de alegorías de muerte;
el triunfo, ante un esqueleto inerte
y sobre el mundo de la Santa Cruz,
en homenaje a tu titular
El Dulce Nombre de Jesús.

Con el crepúsculo de una tarde de pena
y con ojos llorosos sales a Sanlúcar;
bien sea con saya negra o púrpura
los sanluqueños igual te esperan,
para ver tu cara dulce de azúcar
fina, bella y radiante azucena.

¿Por qué miras al lado, Madre?,
¿Es que no quieres mirar al cielo
para no contemplar en tu palio,
iluminado por el sol de la tarde
la muerte de tu Hijo, Dios Cordero?

Tu estás sola, Soledad,
aunque estemos contigo esta tarde;
mas tan sólo con mirarte
y ver tu cara llorar,
da pena no ser estandarte
para poder aliviar
esa pena tuya grande.

¡La plaza es un revuelo
para ver tu caminar!
La música empieza a sonar,
rezuman arte tus costaleros
y pone su voz en capataz;
mis ojos ya están llorando
y mis labios dicen al rezar:

¡Campanillas de cristal
que adornáis las bambalinas!
¡Decidle al aire que la quiero!
Y a la hora de mi muerte
cuando suspire mi último anhelo;
¡Soledad, coge mi alma en tus manos,
y llévala con tu Hijo al cielo!

 De mi Pregón de Semana Santa de 1992.





YA HUELE A SEMANA SANTA.


¡Sanlúcar!
Abre ya los cerrojos de tu alma y planta en la esquina tu Cruz de Guía con sombras de tu Cristo de San Pedro.
Que tus blancos muros, sean túnicas de cal y tus tejados antifaces de barro con los que vistas de nazareno en tu inmensa procesión de Fe.
Que tus lágrimas sean cera iluminada, donde se refleje una canastilla dorada que porte; la bendición, el cautiverio, la oración, la humildad,  el calvario, la cruz, la muerte y el descendimiento.
Que de tus gargantas manen sones musicales para aliviar su calvario.
¡Sanlúcar!
Que tu amor sea bandera sin pecado.
Que tus flores sean estandarte cofrade.
Que tus campos sean costal y tus corazones costaleros.
Que los rayos de tu sol, sean candelería de un trono de plata, para que con tu cielo azul por palio, mezan con arte…
A la comprensión, al refugio, a la intercesión, a la realeza divina, y al amor.
¡Sanlúcar!
Que el canto de tus jilgueros sean notas musicales que vuelen al viento; para que con tu aroma de azahar y el humo de la cera ardiendo, en una gran nube de amor, suban al cielo diciendo:

¡SANLÚCAR, YA ESTÁS EN SEMANA SANTA!
¡SANLÚCAR, YA LA ESTÁS VIVIENDO!

Que así sea.





ANGUSTIAS EN LOS TEJARES.

Angustias de parir al hombre,
angustias al criar al niño,
angustia al enseñar al hijo,
angustia al verlo ir una tarde,
angustia al conocerlo preso,
angustia al contemplar su muerte.
¿Cuántas madres sienten tu mismo nombre?
¿Cuántas, y sin ser Madre de Dios
padecen tu mismo dolor?
Al ver consumirse poco a poco su carne
Angustias, Madre, dales valor
para soportar con amor su suerte.

Acompañan tu salida,
la de tu palio, bella señora,
murallas de la época mora
en las que se ciñe tu capilla;
y tus hijos que a ti te adoran
con ojos de amor que brillan.

Por eso deja Angustias, hermosa y morena,
que Sanlúcar sea pañuelo para tu llanto;
y acógenos Señora con tu manto.
Y desde San Pedro, el tejar y la cantera,
de los que eres Patrona Divina
permíteme que ahora te diga,
lo que ya otros muchos te dijeron
que eres:

¡Bonita, gitana, guapa y alfarera!


 De mi Pregón de Semana Santa de 1992.

Foto tomada de la página de Facebbok de la Hermandad de Rocío de Sanlúcar la Mayor.





LA NIÑA DE LA PLAZA.

A la memoria de su capataz: Mi amigo Eustaquio Florea López.

Escaleras de cera iluminada,
antorchas de luz que hacen brillar tu semblante;
en tu cara, cataratas de cristal radiante
sosteniendo suspiros de manos plateadas:
un palio bordado en oro, cielo y diamantes.
Y su Virgen María, por los cruceros amada
sale a la plaza; bella, bonita, hermosa y galante.

¡Qué bonito el color de tu dorada saya!
¡Qué verde la luz que irradia tu manto!
Y para aliviar madre tu llanto
un pañuelo de fina seda bordada.
María, ¿cómo es posible amar tanto,
después de ver tu sangre castigada?

Sanlúcar Señora, se engalana con ilusión
para contemplar tu bello caminar,
y todos te querríamos cantar
mas son pocos los que suben al balcón,
y casi sin poderte mirar
lanzan al aire esta saeta de amor:

¡Señora de la cara blanca!,
¡Qué bella luminosidad!
¡Necesitamos tu nombre,
y te queremos amar!
¡Enséñanos a quererte, Madre!,

¡María de la Piedad!

 De mi Pregón de la Semana Santa de 1992.


Foto extraída de la revista Arte Sacro.



CONCEPCIÓN DE SAN EUSTAQUIO.

¡Qué suerte la de concebir a Jesús!
¿María, dime tú bella Señora
a éste que aquí te implora?
¿Qué se siente al engendrar la luz?
Y perdónanos a nosotros, Madre,
por ser nuestra su muerte en la Cruz.

María, Dios te salve
llena de gracia Tú eres;
bendita porque Dios quiere,
y bendito es Tu Fruto, Madre,
María de la Concepción,
bendito es el fruto de Tu Vientre
nuestro maestro Jesús.

Acompañan a Tu andar señero
campanillas al compás de la “mecía”,
palio de brisa y dorada celosía,
con perfume de nardo, de cielo,
de gladiolo y de clavel, María
en pos de Tu Hijo y un madero.

Subiendo vas el camino y lloras,
recorres tu calvario Virgen morena
y no hay nadie quien te ayude con tu pena
por eso Concepción ahora…
¡Sanlúcar Te acoge plena
para ser tu Cirineo, Señora!.

De mi Pregón de Semana Santa de 1992. 


Foto de D. Eugenio Borrego Páez de la página de facebbok de la Hermandad.



ENCARNACIÓN HORTELANA.

Sanlúcar está en primavera,
el naranjo ya está en flor
y llena el alma de olor
a las gentes que te esperan,
María de la Encarnación:
cara de rosa y azucena.

Bambalinas púrpuras mecidas
por la brisa y el arte del costal,
para que una fina cara de cristal
que los nardos iluminan;
nos ayude a caminar,
nos aliente y nos de vida.

¡He aquí la esclava del Señor!
¡Hágase en Mí Tu Palabra!
Y el artista te crea con el alma
como en una ensoñación,
al imaginar tu divina cara
María de la Encarnación.


Madre de todas las madres,
Encarnación de verdad y de vida,
¡Que belleza en tu mirada!,
¡Que poder de convicción!
¡Señora, que las que estén encinta,
te lleven en su alma,
y reciban tu bendición!


De mi Pregón de Semana Santa de 1992.

FOTO SOLÚCAR RADIO.