A la memoria de su capataz: Mi amigo Eustaquio Florea López.
Escaleras de cera iluminada,
Escaleras de cera iluminada,
antorchas
de luz que hacen brillar tu semblante;
en tu
cara, cataratas de cristal radiante
sosteniendo
suspiros de manos plateadas:
un palio
bordado en oro, cielo y diamantes.
Y su
Virgen María, por los cruceros amada
sale a
la plaza; bella, bonita, hermosa y galante.
¡Qué
bonito el color de tu dorada saya!
¡Qué
verde la luz que irradia tu manto!
Y para
aliviar madre tu llanto
un
pañuelo de fina seda bordada.
María,
¿cómo es posible amar tanto,
después
de ver tu sangre castigada?
Sanlúcar
Señora, se engalana con ilusión
para
contemplar tu bello caminar,
y todos
te querríamos cantar
mas son
pocos los que suben al balcón,
y casi
sin poderte mirar
lanzan
al aire esta saeta de amor:
¡Señora
de la cara blanca!,
¡Qué
bella luminosidad!
¡Necesitamos
tu nombre,
y te
queremos amar!
¡Enséñanos
a quererte, Madre!,
¡María
de la Piedad!
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